Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Upata se Consolida como Patrimonio Cultural del Municipio Piar

Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Upata
se Consolida como Patrimonio Cultural del Municipio Piar

por Juan Ruiz Correa (Periodista en Upata)

Felicidades a la Orquesta y a sus promotores

Nelson Cárdenas dirigiendo la Orquesta

A un Año de su Creación Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Upata se Consolida como Patrimonio Cultural del Municipio Piar

Felicitaciones a la Orquesta, a su director el Maestro Nelson Cárdenas, al presidente de la Fundación Francisco Javier Cess, al Alcalde por el apoyo que le ha brindado a la organización, a los maestros profesores músicos, a los padres y representantes, a los que han respaldado económicamente a la Orquesta, a la Gobernación, y por supuesto a los niños y jóvenes grandes protagonistas, razón de ser de este movimiento orquestal musical, que aún en pañales está viviendo días esplendorosos y poco a poco pero a paso seguro está avanzando hacia su consolidación, demostrando los pequeños grandes músicos que la música académica, la orquestal, la sinfónica, la latinoamericana instrumental, llegó para quedarse y que cada día lo hacen mejor. Saludos...

Lleno total en el Parque Bicentenario

Destacada la velada musical del pasado viernes 23 de abril en el Parque Bicentenario de Upata, a propósito del Primer Aniversario de la Fundación de OrquestaSinfónica Infantil y Juvenil del Municipio Piar. Excelente la ejecución de la Orquesta Sinfónica en su sección Infantil. Los niños han demostrado que el aprendizaje, los seminarios, ensayos y el tiempo, además de la constancia y responsabilidad, aparte del talento de la mayoría, son factores que dan su fruto. La orquesta se nota con mayor fuerza, madurez si vale el término, demostrativo de que van por el camino correcto, pues han ganado en sonoridad, seguridad, en calidad de interpretación. Lamentablemente el esfuezo y la adecuada apreciación del arte musical se pierde en estos conciertos al aire libre, en espacios que son inapropiados, porque hay exceso de ruidos externos, hay exceso de gritos, llamadas por celular, ritmos de teléfonos que suenan, gritos, tertulias, gente que corre, gente que habla, niños llorando, cornetas enla avenida, gritos en la cancha y todo un pandemonium de elementos de distorsión, que no permiten apreciar las melodías y sus sútiles complejidades.

Como bien lo dijo en reciente programa el colega Eligio González un concierto sinfónico es como un ritual, un acto sagrado, donde el absoluto silencio debería ser la norma. Pero el parque Bicentenario con todo y su buena tribuna y con todo y el auxilio de los técnicos de sonido, no es precisamente el espacio más apropiado para apreciar esas piezas del arte musical, perdemos entonces la oportunidad de disfrutar de las notas suaves de un oboe, la agilidad de un flautín, la sonoridad y brillo de trompetas y trombones, los contrastes del corno, el esplendor de las cuerdas en su conjunto, el timbre armonioso de clarinetes y fagot. Apenas la percusión se salva, por razones obvias, porque un timbal en explosión rítmica en un finale o una coda, no se deja apagar por ruidos externos.

La enseñanza que nos están dejando estos conciertos al aire libre es que los muchachos, los maestros instrumentestistas de la orquesta, los que apreciamos de verdad esta música, sentimos que el producto final es alterado por el exceso de ruidos y por la falta de silencio, que es afín a estos espacios recreativos, donde no hay una acústica acorde para estos conciertos. La solución ya la planteamos. Aunque sea pequeña y sin sillas fijas, Upata necesita ya su sala de conciertos, cerrada, con acústica, donde incluso sea más fácil exigirle al público y a los representantes de nuestros pequeños grandes músicos la disciplina, el comportamiento, y el silencio que se requiere para que todos podamos disfrutar de verdad de este arte sonoro orquestal, inédito en esta Villa del Yocoima. O en su defecto la ciudad agradecería otro proyecto interesante como lo sería una Concha Acústica, lo que implica sólo el gasto de la estructura principal o tarima con su techo ovalado, para la amplificación de los sonidos.